¿A dónde va el mercado mundial de la Palta?

¿A DÓNDE VA EL MERCADO DE EXPORTACIÓN DE PALTA?

Las exportaciones mundiales de palta se han triplicado hasta 3 millones de toneladas en 2021. Solo México y Perú, principales exportadores mundiales, incrementaron sus ventas en 20% y 32% respectivamente durante el 2021; se observa el mismo crecimiento en los demás países exportadores. Se estima que el 2022 el volumen exportado será superior a los 3.2 millones de toneladas, generando una sobre oferta de 200 mil toneladas. Sin embargo, el negocio de exportación de palta posee características particulares que le han permitido soportar intensos incrementos en la oferta internacional durante los últimos 18 años. ¿De qué depende este negocio? ¿A dónde va el mercado de exportación de palta?

Fuente: Trademap. Elaboración y estimación de demanda: asociatividad.org

1.     Crecimiento de la demanda internacional de Palta.

Inusual crecimiento de la demanda: La importación mundial de palta en los últimos 10 años se ha incrementado a un promedio de 12% anual. La inusual tasa de crecimiento se debe a las intensivas campañas publicitarias para estimular el consumo de palta en USA. Producto de una ley del gobierno estadounidense que grava las importaciones de palta para promocionar su consumo desde el año 2002, basada en una iniciativa de la California Avocado Commission. Lo que ha permitido impulsar campañas publicitarias millonarias, las de mayor difusión son los comerciales de Avocados from México en el Super Bowl (partido final del campeonato de fútbol americano de USA).

Tamaño de la demanda mundial: de acuerdo con la estimación de asociatividad.org, la demanda de importación mundial de palta el 2021 fue de 2.9 millones de toneladas. El principal importador mundial fue Estados Unidos que concentró el 37% de las importaciones mundiales, seguido por Holanda (12%) y Chile (7%). Se estima que el 2022 la demanda de importación mundial de palta será de 3070 toneladas, lo que representa un incremento del 6%, menor a otros años debido al contexto actual.

El contexto actual. Tres factores complican el mercado de agroexportación de palta: Primero, la inflación mundial, en Europa y Estados Unidos, en marzo fue de 7.5% y 8.5% respectivamente. La cual no se origina con la guerra, sino que presenta incrementos continuos desde inicios del 2021. Ante estos incrementos, el impacto de la guerra parece ser solo la cereza del pastel. El mayor costo de vida en Europa es un factor negativo para la demanda de palta. Segundo, el incremento de costos logísticos originado por la pandemia. Tercero, la guerra con Rusia, ha afectado la demanda de un cliente que en el 2021 importó el 2% del valor exportado de palta por Perú y el 2.2% del volumen mundial: Rusia.

2.     La oferta exportable mundial de palta: se triplicó desde 890 mil toneladas en 2011 a 3 millones en 2021. Con una tasa de crecimiento promedio de 13% anual, algunos años llegó a crecer hasta en 20% (2018) o 30% (2013). Incluso países que no eran exportadores importantes han incrementado su volumen promedio de exportación en 12% anual. Sin embargo, el mercado ha soportado incrementos tan grandes en la oferta exportable gracias los factores explicados antes.

Concentración de la oferta. La cadena de suministro de palta ha tenido una evolución bastante rápida. En consecuencia, se han generado procesos de integración a diferente escala. Desde alianzas comerciales como el importador Index Fresh (USA) que ha diferenciado marcas de palta fresca según su origen (California, México y Perú); o integraciones intensivas, como la de Mission Produce uno de los mayores importadores de palta de USA y del mundo, empresa que cuenta con operaciones de producción y exportación propias en varios países, incluido el Perú, de hecho, a través de una subsidiaria esta empresa se ha convertido en el principal exportador de palta peruana. Otra estrategia de integración ha sido la seguida por la empresa sudafricana Westfalia centrada en la alianza con productores en diversos países. Las empresas europeas no se han quedado atrás, empresas subsidiarias o agentes de importadores y distribuidores europeos han establecido, en menor escala alianzas con productores o producciones propias en Perú y otros países de América de Sur y en Centroamérica, incluidos nichos de palta con certificación orgánica y Global GAP.

3.     ¿A dónde va el mercado de exportación de palta?

Pronóstico de precio. Bajo condiciones normales el precio debió tener una caída importante en el 2021, sin embargo, las promociones en el consumo, han generado que la demanda pueda soportar incrementos importantes en la oferta.

Este 2022 se estima una oferta exportable total de 3.2-3.3 millones de toneladas, lo que representa un incremento similar (ligeramente mayor) al observado en 2018, que ocasionó una caída en el precio en los meses de mayo-agosto. Este 2022 ya se observan estas consecuencias. Nuestro análisis había estimado una caída del 18% en el precio, sin embargo, los últimos dos meses indicarían una caída más fuerte.

El precio debería mostrar mejoras desde el mes de septiembre. Sin embargo, los tres factores del contexto actual, descritos antes, hacen que la situación del mercado tenga una incertidumbre alta. Más que la guerra, se trata de la inflación en Europa y USA.

Oportunidades en el sector palta

Un nicho poco aprovechado por Perú es el de comercio justo, el cual no se ha desarrollado como, por ejemplo, en el sector de banano orgánico, donde los productos comercio justo contribuyeron al surgimiento de diversas cooperativas. Aunque existen exportaciones de palta comercio justo (a USA), el 70% se origina en México.

Otra oportunidad no aprovechada está en las certificaciones ambientales. Los últimos años el negocio de palta sufrió ataques en relación al consumo de agua del cultivo. Limitante que se supera con las prácticas y equipos correctos, diferenciar el producto con certificaciones ambientales, forestales o que demuestren su huella hídrica, podrían generar un nicho valorado cada vez más.

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El alcance de la crisis de los fertilizantes en el Perú

Perú importa más de 1.4 millones de toneladas de los principales fertilizantes al año. De los cuales 22% corresponde a urea. El 78% de los fertilizantes importados corresponden a otras fuentes de nitrógeno y otros fertilizantes, igual de esenciales para la producción agrícola. Así, la presente crisis, no es sólo de urea, ni siquiera de fertilizantes, es una crisis del sector, con un trasfondo mundial y debe abordarse así: desde la oferta y sus canales comerciales, desde la demanda y consumo, desde la competencia y substitutos.

El alcance a nivel de los fertilizantes.

Los fertilizantes importados que son fuente de nitrógeno (N) representan el 62% del total de fertilizantes importados, los principales son la urea (22%), el nitrato de amonio (22%) y el sulfato de amonio (18%). Las principales fuentes de potasio (K) representan el 13% del total y son tres: el cloruro de potasio (6%), el sulfato de potasio (5%) y el sulfato de magnesio y potasio (2%). Los fertilizantes que aportan fósforo (P) representan el 9% del total. Además, el 16% de las importaciones de fertilizantes corresponden a fertilizantes compuestos, mezclas de NPK y/u otros nutrientes. De hecho, el nitrógeno, fósforo y potasio (NPK) son 3 de los 16 nutrientes esenciales que necesitan los cultivos. La ausencia de cualquiera de los 16 nutrientes impedirá el desarrollo del cultivo, o cuando menos, su producción óptima, detalle muy crítico, si consideramos que no sólo la urea y las fuentes de nitrógenos están escasas y costosas. Entonces, la presente crisis no trata únicamente sobre la escasez de urea, sino de un conjunto de insumos, cuyos precios se han venido incrementando hasta duplicar o triplicarse, desde hace más de un año.

Entre enero y abril del 2022 Perú importó 292 mil toneladas de fertilizantes, un 33% menos que el mismo periodo del 2021. El fertilizante más afectado fue el nitrato de amonio (para uso agrícola) cuya importación disminuyó 81%, de 72 mil toneladas a 14 mil este 2022; en segundo lugar, la urea, que pasó de 110 mil a 49 mil toneladas (-55%); en tercer lugar, el cloruro de potasio cayó en 60% de 30 mil toneladas a 12 mil toneladas. Los fertilizantes que aportan fósforo disminuyeron en 67%. La importación de fertilizantes compuestos disminuyó en 71%. Entonces, no es solo el mayor precio o escasez de urea o nitrógeno, sino de un conjunto de insumos igual de críticos para la producción agraria.

Un aspecto positivo ha sido la estrategia liderada por los importadores y distribuidores privados, centrada en incrementar la importación de otros fertilizantes substitutos. Por ejemplo: entre ene-abr del presente, la importación de sulfato de amonio (fuente de nitrógeno como la urea) se incrementó de 89 mil toneladas a 143 mil toneladas; la importación de sulfato se potasio de incrementó en 53%.

Las consecuencias han sido muy comentadas: la disminución del abastecimiento de fertilizantes ocasiona la disminución de los rendimientos de cultivos, asimismo, el mayor costo desincentiva las siembras, disminuyendo la oferta de productos agrícolas, generando aumento de precios y escasez. El impacto final viene incrementando la inseguridad alimentaria y nutricional. Pero, esta es una crisis mundial, que afecta a nuestra producción agrícola y, también, a importaciones; por ejemplo, de maíz amarillo duro, de trigo y la soya; insumos importantes para la dieta peruana, pues afectan los precios de alimentos derivados del trigo (como las pastas y harinas), de la soya (aceites, pollo, leche), del maíz (pollo, leche, etc.).

¿Cómo debería enfrentarse esta crisis?

Como una crisis sectorial, debería verse desde las dos perspectivas del mercado: la oferta y la demanda, enfatizando los canales comerciales, los productos substitutos y el consumo.

La demanda se genera por la necesidad de mejorar la producción de los cultivos: los fertilizantes son el “alimento” de las plantas. Sin embargo, la eficiencia de uso es baja: más del 50% de fertilizantes aplicados al suelo por un agricultor se pierde, sea por lixiviación (arrastre de agua al subsuelo), por volatilidad o por fijación en el suelo. Es decir, los cultivos aprovechan menos de la mitad del fertilizante que se aplica: hay una baja eficiencia. Es posible mejorar esta eficiencia a través de buenas prácticas de fertilización, como el uso de análisis de suelos, dosificando según necesidad del cultivo o haciendo aplicaciones foliares, lo que permitiría mejorar la eficiencia sin afectar, incluso, mejorando la productividad. Otra forma de mejorar la eficiencia es con la tecnificación del riego, por ejemplo, el sistema de goteo mejora la eficiencia de uso de agua y también de fertilizante hasta más del 80%; pero la tecnificación es costosa y requiere de plazos medios para lograr que los productores adopten una nueva tecnología. La otra forma de mejorar la eficiencia es a través de una fertilización integral, que incluya los 16 nutrientes esenciales, lo que incrementará la producción aprovechando mejor los insumos usados. Entonces, el desabastecimiento puede superarse mejorando la eficiencia del uso de fertilizantes; en el corto plazo a través de mejores prácticas de fertilización y con una fertilización integral; o tecnificando el riego en el mediano plazo. En cualquier caso, se requiere la adecuada voluntad política y una ágil capacidad técnica-operativa, para movilizar equipos profesionales de técnicos que permitan esta mejora.

Finalmente, a nivel de demanda, esta crisis impactará la seguridad alimentaria, entonces, la solución no debe limitarse a la producción agrícola, cuando impacta en el sistema de consumo alimentario y nutricional. Es oportuno, cuando no necesario, replantearnos la necesidad de mejorar la dieta alimenticia de la población peruana, promover la quinua y cañihua como supercereales mejores que el arroz o el trigo, o el tarwi como una menestra con mayor contenido de proteína que la soya. La oferta de nuestra producción agropecuaria será cada vez más cara y escasa y también la que importamos: el maíz amarillo, el trigo, la soya y sus derivados. Es una crisis multidimensional y debe abordarse como tal.

A nivel de la oferta de fertilizantes se ha hablado bastante. Pero, con una visión incompleta: “comprar urea donde sea”. Descuidando alternativas que ya existen en el mercado, como las importaciones de substitutos. Esto lo saben las empresas que conocen y participan de la oferta y su canal comercial: los grandes fabricantes mundiales, que están integrados y/o trabajan con estrecha cercanía con sus sistemas de distribución y gestionan la distribución internacional de fertilizantes, más que los gobiernos. Así, el sector privado ha comenzado a solucionar el problema, asegurando el abastecimiento de productos fertilizantes substitutos de los clásicos, como el sulfato de amonio ante la ausencia de urea, o sulfato de potasio ante la ausencia de cloruro. El gobierno debería sumarse a este proceso, pues quienes conocen técnicamente y participan del funcionamiento del mercado son estos actores: estrategias conjuntas con el sector privado proveedor. Entonces, no se trata de comprar por comprar, sino de comprar bien, incluyendo alternativas sustitutas eficientes, trabajando con quienes gestionan el abastecimiento mundial, tanto de urea, como de los demás fertilizantes, igual de críticos para la producción y productividad agrícola.

La fabricación propia de fertilizantes puede aliviar la escasez, pero desarrollar su cadena de suministro (hacia atrás y adelante), debe ser abordada de manera realista, no es una inversión a la ligera, en el mejor de los casos no estará operativa, de manera sostenible, antes de 4 años. Otras opciones son la fabricación de biofertilizantes como derivados de algas, proteína hidrolizada animal, bacterias fijadoras de nitrógeno, bio-fermentos, etc. podrían constituir alternativas de diversa dimensión y de corto o mediano plazo, siempre que sea en el marco de una estrategia consistente, integrada con la cadena de distribución real, de nuevo la alianza con el sector privado es crítica.

La crisis del sector productivo agrícola afectará el sistema alimentario y nutricional, no puede manejarse desde una óptica solo de abastecimiento de algunos fertilizantes. Sino de manera multidimensional, superando limitantes del sector, en alianza con los canales comerciales especialistas y desde las complejas condiciones de la demanda. No debe olvidarse que estamos en un contexto de crisis internacional, con una inflación mundial que se ha venido, y continúa, incrementando desde inicios del 2021 (que ha tenido mucho que ver con la subida de precios de la energía, petróleo y fertilizantes), complicada por el contexto COVID, con el riesgo de una recesión económica mundial en los siguientes años, en el marco de los cuales, la guerra Rusia-Ucrania solo es la cereza del pastel.

Consultas: info@sociatividad

Jengibre (2021-2022-2023)

Situación y Perspectiva del Mercado de Jengibre, agosto-2021

El 2020 las importaciones de jengibre fresco, sin triturar ni pulverizar, fueron de 838 mil toneladas. Los últimos años cinco años (2016-2020) el crecimiento promedio de la importación ha sido de 6% anual. Los precios mostraron un comportamiento creciente desde el año 2016 cuando, lo que ocasionó el incremento de oferta. El presente año la sobreoferta ha generado una importante caída en los precios, ya hay productores con pérdidas y la perspectiva para lo que queda del 2021 no es buena.

La Demanda.

La demanda de jengibre tiene dos grupos grandes de importadores: los consumidores de bajo precio, como Bangladesh, Pakistán, Filipinas que demandan producto en grandes cantidades, pero a precios bastante bajos. Mientras que, mercados de calidad, que pagan mejores precios, como Estados Unidos, Canadá y países europeos. Los que buscan producto certificado (orgánico, global GAP), por lo que sus precios tienden a ser mucho mejores. Para el 2021 la demanda estimada anual de importaciones es cerca de 900 mil toneladas, sin embargo, se espera que la oferta exportable supere las mil toneladas, provocando una sobreoferta que ya ha saturado el mercado internacional. Esta tendencia en la disminución de precios se mantendrá hasta la primera mitad del 2022.

Caída del Precio de Jengibre 2021.

La demanda estimada, en cantidad, ha crecido a un ritmo promedio de 7% anual. Sin embargo, el año 2020 el precio promedio se incrementó 27%, lo que estimuló el incremento de siembras, las cuales se vienen cosechando el presente año (2021) y han superado el volumen estimado de demanda, lo que ha ocasionado la caída de precios actuales. De acuerdo con la estimación realizada por el equipo de asociatividad.org la disminución de precios para el 2021 será similar o mayor a la del año 2016 (ver gráfico N°1).

Gráfico N°1

Competencia Internacional.

La oferta exportable de jengibre está dominada por China, India y Tailandia. Los últimos años Perú se ha convertido en un exportador importante, debido a la calidad de su producto en aroma y color (amarillo), pero también debido a que mucha de su oferta cuenta con certificación orgánica, lo cual, sumado a su estacionalidad (que coincide con los meses de menor producción de China) le ha ha permitió lograr precios promedio mejor que los de las exportaciones chinas, hindúes o tailandesas.

Sin embargo, la ventana de oferta peruana se ha visto afectada, por el incremento general de la oferta debido a los buenos precios. Principalmente India, ha incrementado su oferta en los meses de la ventana peruana, así como China y Tailandia, además de la misma sobre oferta peruana (ver gráfico N°2).

  Gráfico N°2

Fuente: TRADEMAP. Elaboración: asociatividad.org

Qué esperar

La competencia para la oferta peruana esta representada por China y Tailandia en los meses de marzo-junio; por Brasil en junio-agosto y por India y Tailandia para los meses de agosto-diciembre. La actual caída de precios debería generar la disminución de superficie sembrada, será necesario monitorear la estacionalidad de las siembras en India y Tailandia, sin embargo, en general vistos los bajos precios presentes estas deberían disminuir para la campaña 2021-2022. Los precios no se recuperarán hasta mediados o, incluso, hasta el último trimestre del 2022. Pues la oferta de China (mayor exportador mundial) comenzará a liberarse desde fines del 2021.

Los precios: Debido a la naturaleza del cultivo de jengibre, que puede demorar su cosecha varios meses, así como de sus derivados (puede conservarse deshidratado, en hojuela o en polvo), se espera que los stocks de jengibre puedan impactar en los precios bajos hasta los primeros meses del 2022, incluso hasta mediados o hasta el 3er trimestre. Con nuestros clientes, venimos manejando estimaciones hacia fines del 2022 y 2023, cuando el precio debería recuperarse.

Para más información de este u otros estudios escribir a: 

info@asociatividad.org